Lluís Domènech i Montaner concibió el antiguo hospital como una ciudad-jardín, con pabellones independientes rodeados de grandes zonas verdes. Los jardines se configuraban como parte indispensable de la recuperación de los pacientes, ya que se consideraba que su contacto con el espacio exterior revertía en una pronta recuperación. Por eso Domènech estableció jardines de invierno, con especies que dejaban pasar el sol, y jardines de verano, con árboles frondosos que daban mucha sombra.
En el momento de la rehabilitación del Recinto Modernista, se quiso retomar la idea original del arquitecto y, además, se trabajó para aplicar modernos criterios de sostenibilidad en los edificios y el espacio que los envuelve. Entre otros aspectos, se promovió la fijación del CO2 a través de la fotosíntesis de las plantas, para potenciar la biodiversidad y reducir el efecto de isla de calor que pudieran producir las diferentes construcciones.
A parte de recuperar el espíritu del proyecto original de Domènech, se ha conservado buena parte del arbolado (80% del que había antes de las obras). La vegetación actual combina las especies que se podrían haber plantado en su momento con otras más habituales en nuestros tiempos, priorizando que sean de origen mediterráneo, con necesidades hídricas escasas.
Como ya pasó en su momento, hoy por hoy muchas de las especies vegetales que encontramos en Sant Pau tienen usos medicinales. Es el caso, por ejemplo, de la marialuisa, con cuyas hojas se hacen infusiones para el dolor de barriga. También están presentes la salvia, la lavanda, el romero… Entre los árboles, por otra parte, destacan los naranjos, los olmos, los tilos, el cedro… En total, hay más de 60 especies de arbustos, árboles y plantas.
Tal profusión vegetal facilita, evidentemente, la presencia de fauna. En los jardines de Sant Pau se han avistado 50 especies de aves. Algunas de ellas viven aquí, otras ivernan o bien hacen parada en sus rutas migratorias. Entre las especies contabilizadas destacan el cernícalo y la grajilla. Ambas contribuyen, aunque de forma modesta, a regular las poblaciones de otras especies que se consideran plagas (palomas, ratas y ratones).
En cuanto a los insectos, cabe destacar la presencia de la abeja de la miel. Esta especie ha sufrido un declive considerable en Europa, de ahí que sea necesario protegerla, porque es vital su aportación en la polinización.
Por todas estas características, los jardines del Recinto Modernista son un ejemplo de biodiversidad. Y, además, constituyen un remanso de paz en el que el tiempo se detiene. Ven a disfrutar de la calma. Déjate seducir por un oasis en medio del bullicio de la ciudad.